El reducido núcleo de
Satué, ubicado sobre un altozano bajo la ladera oeste del monte de Santa
Orosia, presenta unos interesantes ejemplos de arquitectura aragonesa de los
siglos XVI y XVII. En el punto más elevado del pueblo se levanta su parroquial
(S. XI) bajo la advocación de San Andrés.
Responde al esquema básico de nave única rectangular, sin decoración, con una sencilla techumbre en madera a doble vertiente, finalizada en un presbiterio atrofiado que se apoya en contrafuertes exteriores, cubierto por bóveda de medio cañón o de horno, que en su parte inferior del ábside podemos apreciar la cuidadosa colocación de las hiladas concéntricas, sillarejo a soga y tizón, técnica bien asimilada de los maestros lombardos.
Durante la Guerra
Civil, tanto la nave como la torre, sufrieron graves desperfectos, restaurados
durante los años 70 por la Asociación de Amigos de Serrablo. Habiendo que
puntualizar que la portada del templo, compuesta por dos arquivoltas sin
decoración, es la original; abierta sobre el lienzo meridional como corresponde
canónicamente. Por su parte en el hastial occidental se abren tres ventanas de
medio punto, dispuestas triangularmente, que permiten una iluminación más
generosa.
Pero sin duda
requiere una especial atención el ábside con el que se preside todo el
conjunto. Supone un tipo paradigmático dentro de este arte de la margen
izquierda del Gállego, y como se ha citado en tantas ocasiones: “uno de los
ejemplares más puros del estilo larredense”. Está decorado al exterior con
cinco arcuaciones lombardas, en el centro una ventana aspillerada con arco de
medio punto, al que se le confiere un aspecto de arco de herradura, ayuda a
terminar de encontrar la armonía.
Sobre estas
arcuaciones lombardas, continúa, entre dos gruesas molduras tóricas, el
correspondiente friso de baquetones – 40 de estas piezas- que ya da paso a la
cornisa o tejaroz. Cubierto con una
bóveda de horno.
Las semejanzas con el
ábside de Lárrede parecen fuera de toda duda, si bien el de Satué consta de
cinco arcuaciones mientras en el larredense aparecen hasta siete. Ambos en su ejecución están entre los más arquetípicos de este arte
serrablés, lo que ha llevado a pensar en que pudo tratarse de un mismo maestro
el que concibiera y ejecutara ambas obras. Sin embargo, será Durán Gudiol quien
entienda que se trata de una algo posterior, de principios del siglo XI.
Lo
cierto, es que se puede advertir como
dos grupos o conjuntos que denotan lenguajes diferentes. El ábside con una dependencia
evidente con Lárrede, del que debió encargarse un maestro vinculado a áquel,
pero …..la nave como la torre alejado ya
del lenguaje lerredense y más cerca del romántico pleno, indicando la presencia
de un segundo albañil, aunque ambos aparecen bien ensamblados por la presencia
de contrafuertes.
En cuanto a l robusto ejemplar de torre, situada en la parte
meridional, presenta dos pares de amplios ventanales de arco de medio punto
para alojar las campanas, más otros tres vanos similares a los que aparecen en
el hastial meridional de la nave.