vino el frío a
instalarse en campos de simiente
con sus frutos obscuros cayendo en esteros de espesa niebla,
y el dolor de un parto que estremece a las norias.
El invierno lame la pureza de las ramas abrasadas
donde la oquedad del viento desciende a los huesos y las ortigas
con su sabor añil
enfurecen los signos destinados a desaparecer
Jose Gabarre