" como una llave
abriendo secretos en la piedra"
Fernando Andú
El pequeño núcleo serrablés de Lasieso se encuentra en las proximidades de la confluencia de los ríos Guarga y Gállego, es por ello que no debe extrañar su valor estratégico dentro de esta comarca, evidenciado ya al tratar la necrópolis de repoblación (ver entrada Tumbas antropomorfas de Lasieso) que debió originarse al albur del movimiento expansionista pamplonés por esta tierra de frontera y mozarabía, donde los intereses procedentes del norte –carolingios y condados pirenaicos todavía semidependientes- intentaban alargar su sombra sobre los que aún deben obediencia al walí de la Huesca islámica.
abriendo secretos en la piedra"
Fernando Andú
El pequeño núcleo serrablés de Lasieso se encuentra en las proximidades de la confluencia de los ríos Guarga y Gállego, es por ello que no debe extrañar su valor estratégico dentro de esta comarca, evidenciado ya al tratar la necrópolis de repoblación (ver entrada Tumbas antropomorfas de Lasieso) que debió originarse al albur del movimiento expansionista pamplonés por esta tierra de frontera y mozarabía, donde los intereses procedentes del norte –carolingios y condados pirenaicos todavía semidependientes- intentaban alargar su sombra sobre los que aún deben obediencia al walí de la Huesca islámica.
Corría
el S. XI cuando la todavía titubeante monarquía aragonesa necesitaba de jalones
que pudieran confirmarla frente a incómodos vecinos, como la Corona de
Castilla. Dos eran por entonces los poderes a los que se podía recurrir, el
primero al del mismo papado, el papa Gregorio VII propalaba una política
centralizadora, donde una Europa fragmentada en lo político convergiera
poniendo su mirada, esta vez, en lo espiritual y religioso, en Roma. Para ello
pretendía esta recentralización en torno al rito romano, que desplazase a otras
liturgias nacionales, lo que denotaba la obediencia a la Santa Seda; no tardó
en comprender este mensaje Sancho Ramírez cuando marchó a la corte de Alejandro
II a enfeudar su pequeño dominio aragonés(1068), pero que le reportaba la
sanción de la cabeza de la Cristiandad.
La otra, la vasta red de monasterios que bajo la regla de San Agustín tenían
como centro la abadía de Cluny (Borgoña)- uno de los principales centros
difusores del románico-.
(triforas)
Dentro
de este marco, uno de los más eminentes miembros de la familia real el conde
Sancho Ramírez, hermanastro del rey homónimo, funda hacia el 1080 una abadía
sujeta a la regla de San Agustín y bajo
la advocación de San Pedro –por la recién enfeudación al papado- en Lasieso.
(friso de baquetones)
San Pedro de Lasieso se trata más bien de dos iglesias
yuxtapuestas, dos naves desiguales que podrían confirmar unos orígenes
monásticos. Podríase interpretar, al igual, la posible sucesión temporal en su
construcción, bien se trataría de construcciones sucesivas realizadas en la primera
y segunda mitad del S.XI respectivamente; o bien las dos naves se deben a un
mismo momento constructivo, en el que la tradición autóctona empieza a ser
desplazada por un románico rural más homogéneo.
(torre-campanario de estilo serrablés)
La
nave de dimensiones más reducidas, al norte, semeja una pequeña capilla con dos
vanos en el muro septentrional coronados por dovelas, lo que le otorga un
aspecto geminado. Su planta prácticamente cuadrangular, de la que emerge una
potente torre-campanario (muy semejante a la de Gavín) hace dudar de si esta
nave no se prolongaría más allá de lo que vemos actualmente, derruyéndose una
parte de la misma en beneficio de la más moderna que se levanta adyacente.
(chimenea con espantabrujas)
Posee un ábside cubierto por bóveda de horno y decorado a
partir de uno de los sellos característicos que identifican a estas
construcciones de la margen izquierda del Gállego, el friso de baquetones, sin
embargo no aparecen ni el pódium ni las arcuaciones ciegas lombardas.
La segunda nave, la
más meridional, que correspondería a un románico ya desprendido de variables
locales, estaría culminada por un ábside completamente liso sin decoración, con
la única excepción de un ventanal en su centro con derrame hacia el interior,
cubierto todo ello por la típica bóveda de horno.
La torre-campanario pertenece, sin género de dudas, al
estilo propio del Serrablo; acusa una forma tronco-piramidal muy marcada,
dividida en dos cuerpos, el inferior sin ninguna abertura y el superior,
separado por una imposta, donde se abren en primera instancia unos ventanales
dobles (bíforas) a los cuatro costados, seguidos en altura de unos triples
(triforas), para finalizar en el friso de baquetones y una cornisa –bajo
tejaroz- a base de cuatro hiladas sobresalientes. Se cubre con una bóveda
esquifada y tejado a cuatro vertientes.
Como datos de interés citar que la restauración fue
emprendida por la asociación Amigos de Serrablo (1972-1974), actuando sobre el
exterior e interior de los muros, relleno de grietas, restauración de los
ventanales de la torre y restauración de la techumbre de madera. Fue declarado,
junto con el resto de iglesias de su tipo, Monumento Histórico Artístico el 29
de septiembre de 1982.
San Pedro de Lasieso
sería el lugar elegido para el descanso de su fundador, siendo el sarcófago en
que fue inhumado Sancho Ramírez custodiado en esta iglesia hasta su posterior
traslado al Museo Diocesano de Jaca, donde se encuentra hoy. Treinta y ocho
años después de su fundación pasó a ser priorato de los obispados de Jaca y
Huesca hasta que en 1202 desapareció como tal.