Son las ruinas de lo que hubo de ser una de las más bellas
muestras del arte serrablés practicando durante los siglos X y XI; hoy
consolidados en el parque municipal de Sabiñánigo.
En origen sito en
Gavín, a escasos dos kilómetros de Biescas en dirección a Cotefablo, pertenece
al grupo de iglesias llamadas mozárabes, y más en concreto se puede emparentar
con el “círculo de Lárrrede”, donde podemos encontrar obvias semejanzas entre
las cabeceras de Oliván, Satué o
Lárrede.
La de Gavín, en concreto, se define como un ejemplar típico,
con siete arquillos ciegos lombardos
sobre lesenas que van a descansar sobre un pódium, friso de baquetones
enmarcado entre una moldura tórica y su cornisa, un ventanal aspillerado y todo
ello cubierto por techumbre de cuarto de esfera.
Al interior, el ábside se define como un espacio reducido algo sobreelevado a un atrofiado prebisterio –que debió estar cubierto por bóveda de cañón- y, desde allí, arrancaba el resto de una única nave a dos aguas probablemente.
Esta iglesia que cumpliría funciones parroquiales durante
siglos en el pueblo de Gavín, sufriría la devastación de la Guerra Civil. Fue
durante el otoño de 1937, cuando se desencadenó la cruenta batalla de
Sabiñánigo, un hecho muy mal conocido y tratado marginalmente por la
historiografía.
Nos debemos situar a finales del verano de 1937, cuando no
iban muy bien las cosas para la República: Brunete ha fracasado, el espacio
controlado en la Cornisa Cantábrica disminuye; se trata ahora de conquistar
Zaragoza –batalla de Belchite- aliviando de paso la presión sobre el ejército
del Norte. Como medida coadyuvante se decide abrir un frente subsidiario que
alejara tropas nacionales del Ebro, para ello se elige el más
septentrional que se creía el más
indefenso.
La operación está prevista para el día 20 de septiembre,
aunque se retrasa dos días por problemas operativos, siendo los objetivos
principales apresar los núcleos de Jaca y Sabiñánigo. Iniciada el día 22 cae en
primer lugar Biescas, mientras Gavín resiste unas horas más; sin embargo el
empuje declina y los nacionales tienen tiempo para reorganizarse, asegurar el
estratégico enclave industrial de Sabiñánigo, así como Jaca, recuperando algo
de terreno. Gavín caerá el día 23, destrozado por la artillería, siendo el último
bastión de los defensores el campanario de Santa María, que al quedar sin
munición han de rendirse.
Habrá que esperar a los años setenta, cuando con motivo de
la construcción del parque municipal de Sabiñánigo se decide el traslado y
reconstrucción de los restos, operaciones de las que se encarga “Amigos de
Serrablo”, montando la cabeceray el arranque de la nave al final de la avenida
Julio Gavín.