jueves, 22 de mayo de 2014

La leyenda y la Sala de la campana de Uesca (Museo de Huesca)

 La leyenda de la campana de Uesca                             


El piano reproducía ordenadamente aquel conjunto de notas en la pequeña Iglesia de Tierrantona cuando el mensajero alborotó a los sobrarbenses de aquellos años.

–¡¡El Rey ha muerto!! ¡¡El Batallador ha caído!!

Ramiro, hermano de Alfonso y monje de paz durante toda su vida no daba crédito a las habladurías de aquella gente a la que trataba muy de cerca desde que accedió al cargo de obispo de Roda y Barbastro.

*    *    *    *

–Antón… ¿estás seguro?

–Tu hermano legó sus reinos a las órdenes militares Ramiro, según testamento a los templarios, a los hospitalarios y a los caballeros del Santo Sepulcro, pero el derecho navarro-aragonés te reconoce a ti, su hermano

–¡¡Pero mi vida ha estado dedicada al culto de la fe y a Dios desde tiempos de la herencia en San Ponce!!

–Vamos en marcha a Zaragoza, buen Ramiro, te convocan los nobles de los reinos quienes pactaron en Jaca tu reinado pues no quieren ver en el reino ningún soldado…¡¡los temen!!

–…y yo soy un buen monje ¿no?

El tullido que acompañaba al heredero dentro de la carreta bajó la mirada al suelo, siguiendo el compás de las piedras que saltaba la rueda del vehículo, en el camino.

*    *    *    *

– ¿Quién anda ahí?– preguntó Ramiro voz en grito.

La puerta de la iglesia de San Pedro el viejo se encontraba abierta, en domingo, de par en par.

En el interior, un sacerdote temblaba en el suelo, malherido.

– ¿Padre Juan?– dudó el monje tembloroso.

–Ramiro, el nuevo rey monje– se dolió el caído.

– ¿Qué ha pasado?

–No puedo hablar o me matarán, lo han jurado…

–Dímelo…nos conocemos…y soy el rey…

–Visten de negro portando negras túnicas rociadas con albahaca, las gentes los conocen y temen como "los doce", igual que los apóstoles, hacen lo que quieren. Se encapricharon de una de las escenas de los capiteles del claustro y trajeron mujeres para celebrar una fiesta…

Aquellas fueron sus últimas palabras antes de desplomarse en los brazos del rey.

*    *    *    *

Los días siguientes el monje ordenó empezar la investigación de la hermandad de los doce, quienes tuvieron conocimiento de este hecho y su respuesta no se hizo esperar.

Aquella misma noche el rey salía junto a su escolta personal de dos soldados cuando unos hombres vestidos de negro y encapuchados asaltaron su protección. No muchos golpes después el monje aguantaba la respiración bajo una de las fuentes de la plaza luego conocida como San  Pedro.

–Un gran placer conocerle en persona, Ramiro, gran monje y mejor persona, según dicen, nada que ver con tu hermano el batallador por lo que creo– rugía la figura mientras le agarraba la túnica.

–No llevas el cucurucho de rey, a mí y a estos chicos nos encantaría que te la pusieras y jugar un poco Ramiro, porque, como comprobarás ¡¡aquí dice y desdice la hermandad!!…al menos desde que el terco de tu hermano se retiró…¡¡vuélvete a la catedral de Barbastro e ínflate a vino y uvas que aquí no llegarás a viejo!!– reía y gritaba el fortachón mientras le metía la cabeza en el agua una y otra vez.

–Por cierto ¡¡ya me dirás algo cuando veas a los famosos peces de colores de tan mágica fuente!!

Los doce rieron en la oscuridad de la capital oscense, alejados de las luces de las antorchas.

*    *    *    *

Los dos pajarillos blancos piaron sin compasión una vez el monje entró en la Iglesia de San Pedro esperando no haber sido visto por ojos curiosos.

Durante algunos pasos y largos pasillos nada sucedió, pero cuando abrió el pesado portón que conducía al patio de la iglesia cinco fuertes y robustas manos le apresaron soltándole de una patada en una de las capillas del interior del claustro.

Una de las figuras cerró la puerta con llave y se acercó a las rejas.

–Rey pajarito, su señoría se encuentra en la excelente capilla de San Bartolomé, donde los tuyos gustan de desendemoniar a la gente con todo tipo de magias, esperemos que a ti te hagan dejar de perseguir fantasmas– bramó la figura negra ataviada con guantes de acero.

*    *    *    *

Pasaban los días y no sucedía ningún ataque más, Ramiro se encontraba en el hospital situado no muy lejos del palacio real en la parte antigua de la ciudad, curándose de algunas de sus heridas en el ataque de la fuente de la plaza de San Pedro.

El rey no notó nada, solamente oyó un débil crujido en la puerta de su estancia.

Al cabo de un rato una camilla con el rey maniatado a ella atravesaba una de las ventanas del hospital oscense.

*    *    *    *

–Me ataron y amordazaron a una de las camillas, el que los mandaba no paraba de hablarme, me decía que Uesca era una ciudad en la que no pasaba nada y había que hacer que la gente hablara, que había que dar noticias a las alcahuetas y pregoneros. Le respondí que al final vendrían tropas navarras o de otros reinos a ponerlos a ellos en cintura, Antón.

– ¿Qué le dijo entonces?

–Hay que reconocer que tuvo su gracia, antes de tirarme ventana abajo se burló diciendo que no esperara que San Jorge cabalgara en mi ayuda

– ¿No sabemos nada de ellos?

–Antes de volar ventanal abajo le vi en la muñeca un fiero tatuaje de una hidra negra de doce cabezas

–Podemos preguntar e investigar, majestad…

–Tienen gentes infiltradas en la nobleza y en la corte, no sacaríamos asunto en claro y nos descubrirían…

–¿Qué piensa hacer, enviar emisarios a Jaca?

–No puedo siquiera moverme, y la hermandad matará a cualquiera que envíe por ayuda

–¿Qué hará pues?

–Enviaré a estos dos pajarillos blancos que se sitúan sobre mi alcoba, junto a ti, al monasterio francés de San Ponce de Tomeras, en busca de consejo

*    *    *    *

Un mes después, apoyado sobre un bastón, el rey monje aguardaba impaciente a Antón, su ayudante de más confianza.

–¿Te dio recuerdos mi maestro? ¿Qué consejo te dio?

Antón, inseguro, comenzó a hablar.

–Nada me dijo, alteza, nada más llegar me condujo al huerto, uno precioso y bien cuidado pero inundado de acelgas. Sin mediar palabra cogió un enorme espadón y cortó las acelgas más altas. Uno de los monjes del monasterio me dijo que te contara lo que había visto

–¿Nada más?

–Lo último que escuché fueron las campanas llamando a las gentes a la Iglesia, pues era ya casi media mañana

–Ese malnacido de la orden va a tener razón, hemos de dar noticias para que la gente sepa de nosotros y nos sitúe en la península…¡¡haré tal campana que el repicar se escuche en todo el reino!!

*    *    *    *

–¡¡Haz que pasen!!– gritó el monje.

Los pajarillos blancos revoloteaban inquietos de lado a lado de la sala del palacio de los reyes de Aragón.

Las puertas de la estancia, oscura, húmeda y fría, iluminada levemente por las llamas de un par de antorchas mostraron una enorme y maciza campana cuya parte más estrecha dejaba ver once cavidades u oquedades. En cada una de ellas asomaba la cabeza de un noble rebelde cuyos cuerpos mecían de miedo en la parte interior del inmenso llamador.

La cabeza del obispo de Uesca, conocidas por todos sus malas artes y su crueldad, hacía de badajo. Una soga anudada a su vasta, lacia y gris caballera sujetaba su rostro frío y asustado bien atado y a la vista del que entraba por el umbral.

Ramiro sujetaba una espada en su mano diestra. Cuando las cabezas del resto de nobles y gente de bien pudieron ver bien la escena a través del umbral la mano del rey cortó una cuerda que actuaba como contrapeso y la campana de Uesca subió colgando y ahogando a los doce traidores de la hermandad.

*    *    *    *

Días más tarde el rey caminaba apaciblemente con su fiel ayudante.

–Parece que al final su majestad logró apaciguar el reino, la campana se escuchará en toda la hondonada, como usted juró

–Aunque no hayan muerto todos– sentenció Ramiro agarrando la mano de su ayudante y revelando un tatuaje de una hidra negra de doce cabezas en su mano.

El ayudante temió morir, sin embargo Ramiro le calmó.

–Lo que no te mata te hace más fuerte, Antón, además las coles más altas ya cayeron, y mi reino que es el jardín ya luce sin esa lacra, procura que la guardia no descubra más de esos tatuajes o te colgarán...

Propiedad intelectual 10-2014-67

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 Museo de Huesca                                     





Muy cerca de la Catedral y el Ayuntamiento, en el casco urbano de Huesca se sitúa el Museo Arqueológico Provincial o Museo de Huesca ubicado en el edificio de la antigua Universidad Sertoriana, adosado a lo que se conserva del Palacio de los Reyes de Aragón.

Originalmente, del siglo VIII al XI esta zona estuvo bajo control islámico y en este lugar se situó la Zuda -palacio real musulmán- dentro de la muralla de Wasqa, como entonces se la conocía.




Pedro I conquistó Huesca el 1096 y sobre él se asentó el Palacio de los Reyes de Aragón. 

La universidad fue fundada en 1354 por Pedro IV, en aquellos años fue la primer universidad construida en Aragón hasta que se construyó la de Zaragoza y llegó a convertirse en residencia de los reyes de Aragón.

Ambos inmuebles son edificios de gran interés histórico y arquitectónico.




El museo fue fundado en Junio de 1853 tras las reformas llevadas a cabo en el edificio en la década de 1970 y entre 1993 y 1995, cuenta con ocho salas de exposición permanente, de recorrido lineal que muestran vestigios de las culturas que habitaron la provincia así como una interesante muestra de la creación artística aragonesa con mención especial a la figura de Goya.

También podemos encontrar otras tres estancias en el Palacio de los Reyes de Aragón destinadas a exposiciones temporales o a otras actividades públicas.




 El edificio                                            


El Palacio de los Reyes de Aragón es un magnífico ejemplo del románico civil de finales del siglo XII y se podrían destacar de entre sus estancias las conocidas con los nombres de "Sala de la Campana", "Salón del Trono" y "Sala de doña Petronila". 

La Universidad Sertoriana, de planta octogonal y con un espléndido patio central porticado, es uno de los máximos exponentes de la arquitectura civil barroca que data de 1690.




Los edificios que albergan el Museo de Huesca cuentan con la máxima categoría de protección legal. El 4 de junio de 1931 en la Gaceta de Madrid aparecía el Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por el que se declaraba Monumento Histórico Artístico el entonces conocido como Instituto de Huesca. 

Se ha declarado Bien de Interés Cultural del Edificio que alberga el Museo de Huesca, conforme a la Disposición Transitoria Primera de la Ley 3/1999, de 10 de marzo, de Patrimonio Cultural Aragonés.




 Los restos                                  


Del palacio de los reyes de Aragón se conservan restos de los muros con ventanales románicos en el "Salón del trono" y la torre hexagonal, ejemplo de románico civil aragonés, cuya planta baja es la "Sala de la campana" y cuya parte alta es la "Sala de Doña Petronila", ambas románicas.





 Sala de la campana                                  



Posiblemente el lugar más conocido de este antiguo lugar sea esta pequeña sala dónde se supone que el rey Ramiro II el monje mandó ajusticiar a los doce nobles de su reino más rebeldes, entre ellos el Obispo de Huesca dando a conocer este suceso como "La campana de Huesca", cuyo tañido se escucharía en todo el reino.









La propia sala es el basamento de un torreón hexagonal probablemente una cripta levantada sobre obra anterior musulmana.

La estancia, circular o hipógea, es alargada en dirección este-oeste de planta hexagonal. Se halla rematada en sus extremos oriental y occidental por sendos ábsides de tambor cubiertos por bóveda de cuarto de esfera y en medio de ambos un espacio rectangular cubierto mediante bóveda de arista, reforzada con nervadura abocelada que apea en imposta corrida a lo largo de toda la estancia: separando paramentos verticales de bóvedas. Se accede a la misma mediante escalinata descendente que le da sensación de cripta.


 

El cuadro de la campana                   



José Casado del Alisal (1880) pintó -en óleo sobre lienzo- una escena de la leyenda que ha llegado hasta nuestros días.

Es bien curiosa su historia, pues fue presentado al concurso nacional de Bellas Artes en 1882, no ganando ningún premio. El público, indignado, aclamó a Casado y a través de una colecta popular le regaló una corona de oro con una placa firmada por intelectuales y artistas.

El cuadro se presentó a otras exposiciones de toda Europa y no paró de ganar premios hasta que el gobierno Español lo compró con la firma del rey Alfonso XIII otorgándole a Casado la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica.

Su éxito fue tremendo siendo reproducida su escena en grabados, periódicos, el propio casado llegó a decir que no creer que hubiera campana que en el mundo sonara más que la suya.  

En la actualidad la escena permanece en la Sala de la Justicia del ayuntamiento de Huesca esperando ser contemplado por los turistas que llegan a la ciudad.

El cuadro estuvo expuesto en el Museo Nacional, luego en el Prado hasta 1950, momento en que fue trasladado a la capital oscense -según dicen las malas lenguas-  por el miedo que tenía el general Franco a que la gente tuviera conciencia y ganas de llevar a cabo una revuelta como la que hizo Ramiro. 




La leyenda de la campana                      



El mito es posiblemente falso, pues la misma historia ya se había expuesto en los libros de Heródoto y la Política de Aristóteles, sin embargo cronistas como los "Anales Toledanos Primarios" o "Estoria de España" recogen noticias de una matanza en la ciudad de Huesca.




Independientemente de la verdad o falsedad del relato, lo cierto es que la sala de la campana produce un sincero efecto desasosegante, aun cuando es iluminado por la luz que entra en los ventanales, y tal vez habría que felicitar a quien decidió ubicar tan curiosa leyenda en lugar tan umbrío y de ángulos tan impactantes.




 Sala de doña Petronila                                  



La altura de la citada torre hexagonal es la "Sala de doña Petronila", una iglesia a la que se accede usando unas escaleras desde el "Salón del trono", antiguo paraninfo -salón de actos- de la universidad.





Petronila era la hija, precisamente, del rey Ramiro II aunque antaño este lugar era conocido como "Sala de Doña Inés", refiriéndose a Inés de Poitou, esposa de Ramiro.

En tiempos del palacio Real fue, casi con seguridad, la Capilla de San Nicolás.

Como Iglesia destaca por sus capiteles policromados y esculpidos con escenas de la natividad de Jesús. 


 

 Salón del trono                                  



El año 1611 el rey Felipe III cedió los espacios del palacio real, ya derruidos, a la Universidad de Huesca, institución que llevaba establecida desde el siglo XVI.




Éstos aposentos fueron transformados en su Teatro o Paraninfo para celebrar los actos mas solemnes. La universidad decoró con algunos cuadros esta estancia algunos de los cuales podemos ver en otras salas del museo.






 El torreón                                   




Edificio de planta hexagonal con dos de los lados de mayor longitud, lo sujeta un enorme y singular contafuerte construido casi con total seguridad para corregir algún problema de estabilidad del edificio.




Exteriores de la torre hexagonal

Consta de dos pisos, en el inferior se sitúa la famosa "sala de la campana de Huesca" mientras que en el superior encontraremos la "Sala de Doña Petronila".




A ambos espacio se entra a través del "Salón del Trono" del antiguo Palacio Real.






 La colección                                 



Las obras del museo abarcan dos vertientes temáticas, la arqueológica y la artística. La sección de Arqueología, con piezas que van desde el Paleolítico hasta la Edad Media, ocupa las cuatro primeras salas, la de Bellas Artes, en las cuatro salas siguientes, presenta obras que abarcan desde el siglo XVI al XX, destacando el conjunto de pintura gótica, la serie de litografías de los Toros de Burdeos de Goya y la obra de Ramón Acín. 

Como novedad dentro de este recorrido, el Museo de Huesca ha seleccionado una serie de piezas relacionadas con el mundo funerario a lo largo de la historia. 




Aplicando las nuevas tecnologías, la información del recorrido se almacena en códigos QR y el visitante solo tiene que escanear el código con la aplicación de su móvil o tablet y descargará en su terminal un archivo pdf. donde aparece la ficha explicativa. 

Las piezas seleccionadas son:






 Catálogo                                 



Puedes acceder al catálogo digital del museo para ver el contenido de todas las obras expuestas pinchando en éste enlace.





 Visitas                                 



La visita al museo -incluyendo la sala de la campana- es gratuita, aunque las visitas guiadas deben ser concertadas previamente.

Se puede visitar de martes a sábado de 10 a 14 y de 17 a 20 horas, los domingos y festivos de 10 a 14 horas permaneciendo el lunes cerrado. 





 Cómo llegar                                       

 



Ver Vestigios la campana de uesca en un mapa más grande


 Bibliografía                                    


  • Wikipedia